Tras la batalla de Gamonal con el posterior saqueo de Burgos, el avance de Napoleón hacia Madrid se encontró con el bloqueo de unos 9.000 españoles bajo el mando del General San Juan en el valle de Somosierra. Éste era el único paso seguro a través de la cadena montañosa del Sistema Central que las fuerzas invasoras debían atravesar para llegar a Madrid. A lo largo de un camino ascendente habían sido situadas cuatro baterías de cuatro cañones cada una para batir a la infantería francesa durante el penoso ascenso hacia el puerto de montaña.
Puesto que la fuerza española no podía ser flanqueada, y dado que Napoleón estaba impaciente por proseguir su avance hacia Madrid, aún más tras las malas noticias del general Hippolyte Piré y de Ruffin, se dirigió al coronel Jan Kozietulski, comandante de su escuadrón escolta polaco y señalándole el puerto de Somosierra le ordenó: "¡Tome esa posición, al galope!
Jan Kozietulski espetó: "¡Adelante hijos de perra, el Emperador está observando!". En esto, los 120 jinetes gritaron: "Vive l'Empereur!" y cargaron contra las posiciones españolas y sus posiciones fortificadas de artillería.
La caballería ligera, deseosa de demostrar su valía ante el emperador, se lanzó a la carga a través de la niebla por un camino ascendente de fuerte pendiente. A pesar de la pérdida de dos tercios de los jinetes polacos, éstos consiguieron que los españoles perdieran su posición defensiva y les
obligaron a retirarse del paso.
Esta carga que la caballería polaca llevó a cabo aquel día hizo que el propio Emperador impusiera al oficial al mando de la misma, la Orden de la Legión de Honor en el mismo escenario del combate, e incluso hoy el lugar de la batalla es recordado con una placa conmemorativa colocada por la República de Polonia y por otra placa que recuerda a todos los caídos en esta batalla, españoles y polacos, en la ermita que hoy se levanta en el lugar donde concluyó la batalla.
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